Q&A: Stefan Diez

Recientemente, hemos tenido la oportunidad de ponernos al día con Stefan Diez y de saber más sobre qué le mueve personalmente y como profesional del diseño. Diez es el autor de Plusminus, el último sistema de iluminación presentado por Vibia que proporciona a los diseñadores de iluminación e interiores una libertad creativa sin precedentes.

Fue por casualidad que Diez emprendió el camino que le llevó a convertirse en diseñador industrial. Antes de dejarse seducir por el diseño, Stefan había empezado su carrera como aprendiz de ebanista, pensando en asumir, algún día, el negocio familiar de carpintería. No llegó a hacerlo, pero su tenacidad y las habilidades que adquirió durante aquel periodo han resultado ser extremadamente valiosas, como puede apreciarse en Plusminus; un diseño meticuloso, versátil e ingenioso, características que comparten todas las creaciones de este diseñador alemán.

¿Cuándo te diste cuenta de que querías ser diseñador?

Crecí en una familia de carpinteros y me formé como tal. Un día, durante mi aprendizaje como ebanista, mi profesor me envió a recoger unas muestras a la Academia Estatal de Bellas Artes de Stuttgart. Allí, por casualidad, me topé con una clase que impartía Richard Sapper y quedé absolutamente fascinado por aquel lugar. Así que me acerqué a los estudiantes y les pregunté qué estaban estudiando y qué era exactamente el diseño industrial. A partir de aquel momento, supe que quería cambiar de planes y empezar a estudiar diseño industrial. Al día siguiente de comunicar mi decisión a mis padres, vinieron a Stuttgart. Tenían claro que no me haría cargo del negocio familiar, lo que me obligó afrontar algunas cuestiones importantes, pero ya me había enamorado perdidamente del diseño y para todos era obvio que no había vuelta atrás.

En el proceso creativo, ¿de dónde proviene tu principal inspiración?

De mis recuerdos, de aquello que ha almacenado mi cerebro. La inspiración es una acción del cerebro, no es algo que se pueda planificar ni controlar. Solamente si hemos acumulado recuerdos podemos recurrir ellos. Con suerte, e inesperadamente, en algún momento nos inspirarán.

¿Qué parte del proceso creativo disfrutas más?

Todo proceso creativo tiene sus fases: el momento de gran emoción y el de gran desilusión, cuando crees que tus ideas no van a ninguna parte. El momento que más disfruto es cuando, de repente, de esa desilusión, algo que parecía muy complicado —o, incluso, imposible— acaba resultando fácil.

¿Cómo describirías tu manera de plantear la iluminación?

La luz es, en sí misma, un elemento tan mágico que, simplemente, intento experimentar con ella y utilizar su magia de la mejor manera posible.

Si tuvieras que elegir un único material para crear, ¿cuál sería?

Probablemente, la chapa metálica, porque puedes transformarla y jugar con ella de muchas formas, lo que la hace muy versátil, siendo, al mismo tiempo, muy sencilla; por alguna razón, siempre es un material muy apropiado.

¿Qué destinos recomendarías a un compañero de profesión o a un estudiante de diseño o de arquitectura?

¡India! Seguramente, es uno de los pocos países en que las cosas siguen funcionando con una lógica totalmente distinta a la occidental. Sus tantas contradicciones te llevan a prestar mucha atención a lo que ocurre a tu alrededor y a estar más abierto.

Y si pudieras tener un superpoder, ¿cuál escogerías?

No lo sé; ¿qué superpoder nos falta?

¿Qué lecciones de diseño o de vida importantes has aprendido con los años?

A dividir en partes gestionables. Intenta no abordar las cuestiones de envergadura de una tacada; nunca lo conseguirás. Dividiéndolas en fracciones manejables, podrás llegar a disfrutarlas.

¿Algo que nunca falta en tu nevera?

¡Botarga!