Como anuncia su nombre, la colección Halo Jewel presenta la luz cual preciosa joya. En sobrias composiciones rectas y circulares, los modelos diseñados por Martín Azúa flotan en el espacio como delicadas alhajas en suspensión.
Azúa se inspiró en la calidad de la luz, pura y elemental. Capturó ese concepto en un diseño sencillo y destilado hasta su esencia, fusionando luz y materia en una elegante forma.


«Esta lámpara se define por su rigor: no es más que una línea, un círculo, un volumen que integra todos sus componentes. No hay partes externas; es limpia», explica.
El nombre de la colección proviene de la versión circular -el halo-, un símbolo espiritual y emblemático que sedujo a Azúa por la contención de su forma y el resplandor relajante y envolvente que evoca.


Estas luminarias minimalistas se fijan al techo a través de una estructura de acero de producción artesanal, larga y fina. Disponible en acabado dorado oro o negro satinado, además de asegurar las lámparas y su funcionamiento, esta estructura engarza los difusores LED como si de una pieza de joyería se tratara, subrayando la dimensión ornamental de la colección.


